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TALLER DE CÒTE CAMPUSANO


Antes de nada, agradecer a Dani, esa merienda que nos trajo entre el Taller de K-Charros y el ensayo del Blocco (Taller de Cóte) a modo “hasta luego”, ya que se nos va el tío de vuelta a tierras mañas. Agradecer también a Gerard, el regalo que nos hizo y sus palabras, mu bonico todo.


Dicho esto, ayer vino a darnos un taller de samba carioca, también conocido como samba enredo nuestro amigo Còte Campusano.


Còte Campusano, es un baterista y percusionista chileno, afincado en Salamanca, que su capacidad de trabajo le permite manejar diferentes estilos, en Salamanca es muy conocido y es un percusionista reconocido y muy valorado.


Varios de los miembros de Blocco Charro, nos conocimos y nos introdujimos en el mundo de la batucada y percusión gracias a él y a un taller que impartió en el antiguo Bar Malabar. Ahí ese año se formó Malabadrum, la idea era darle continuidad a Malabadrum, pero Còte no pudo seguir debido a su ajetreada agenda (ensayos, conciertos…) y fue ahí cuando dimos un paso al frente y nos atrevimos a aventurarnos por nuestra cuenta con la ayuda de Jorge (Gurús).


A uno de los primeros ensayos de Blocco Charro, Cóte vino, pero se puso en un segundo plano. Desde entonces le llevamos convenciendo para que se una, cosa imposible, dado que no da abasto con tanto grupo, pero sí que nos propuso dar un taller de algún ritmo específico que no manejáramos o no tuviéramos en el repertorio.

Buscamos fecha y le pedimos que nos diera un taller de samba carioca.


Tod@s teníamos muchas ganas de que nos diera el taller, ya que era el primer taller que venía a impartirlo alguien “externo”, y nos viene muy bien ver como lo imparten los demás y absorber lo máximo posible.


Comenzó el taller hablándonos un poco del ritmo, sobre qué base se asienta y demás. Luego comprobó la afinación de los surdos, y teníamos toda la batería, no había ninguno que sonara igual, jajajaj, (más tarde los afinaríamos). Hizo unos pequeños ejercicios introductorios.


Fue montando por bloques la batería y a la vez dejándonos unas partituras con patrones diferentes y con ejercicios de técnica (que nos falta mucha).


Montó surdos de 1ª, surdos de 2ª y surdos de corte todos con su toque maza-mano.


Luego enseñó la batida de cajas, una de las “sencillitas”, pero que tenía su aquel, y a la velocidad que va el enredo, es complicado.


Luego pasó a repiques. Donde tuvo que detenerse un ratito más, ya que enseño varios toques distintos, entre ellos la técnica de fuzz, pressed o closed stroke.


Con los tamborines enseñó el virado, hay que tener en cuenta que a la pequeña percusión estaban los timberos y nunca han cogido tamborín, pero ganas le pusieron.


Y a los agogós les dio varios patrones distintos. A los chocalho les enseñó un toque.


Una vez montada la base, tiró llamadas de cierre y llamadas de inicio, enseñando la anticipación clásica de los surdos. Fue haciendo algún juego, y cuando ya no aguantaba más con la desafinación de los surdos, hizo una parada para afinarlos.


Una vez afinados, retomamos el ritmo. Hicimos la llamada clásica de carioca, que nosotros tenemos una adaptación en nuestra Samba Reggae, pero es impresionante la sonoridad que le da Còte al repique y caja, jugando con los aros y los distintos toques.


Hicimos una entrada, una llamada, un cierre y juegos con las secciones, callando por secciones, dejando sólo a los tamborines junto a los surdos, o solos a los agogós y tampoco dábamos para más.


Fue un taller súper entretenido y divertido, nos dieron las mil sin darnos cuenta, es más, cortamos por la hora que era.


A modo crítica constructiva, se nota que much@s de nosotr@s todavía no sabemos estar callados mientras explican a otra sección, y nos puede el ansia de tocar nuestro instrumento, el aro, o los cojones, y esto es básico para aprenderlo y poder avanzar más rápido y que la persona que está impartiendo el taller no acabe harta, ni mareada ni con dolor de cabeza.


Por otro lado, salieron a flote nuestras carencias, uno a nivel afinación de los surdos, tenemos que estar más pendientes, y dos, nos falta técnica, técnica y técnica, para avanzar hay que mejorar este aspecto.


Pero bueno, quitando eso, fue genial tener a Còte, a ver si le entra el gusanillo y baja más días a tocar, a enseñarnos o a vernos y tomarse una cerveza. Nos deja una base donde trabajar, una partituras de dónde sacar muchas ideas y dónde trajar.


Nos quedamos con dos frases que nos dijo una al inicio del taller, “Es un gusto ver tanta gente unida por los tambores” y otra antes de finalizarlo, “Practicar y trabajar” en referencia a la técnica.


Muchísimas gracias Còte, por tu tiempo, por tu paciencia, y por tu dedicación!!!


AxÉ!!


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